La mejor manera que encuentro para relajarme y desconectar de la rutina diaria es hornear, especialmente recetas dulces.
Aunque a veces me es un poco complicado sacar un hueco libre, siempre, siempre, siempre acabo encontrando un ratito para meterme en la cocina. No me importa que sean las once de la mañana o las ocho de la tarde, las diez de la noche o la una de la madrugada. Cualquier hora es buena para hornear y probar nuevas recetas.